Me quité la inocencia que endosaba.
Vagué, como un capricho del destino.
Levanté tanto polvo en mi camino
que la meta anhelada, se ocultaba.
Y seguí caminando por la vida
para hallar la razón de mi existencia.
Mas, perdí candidez, perdí clemencia,
filtradas por mi piel, rota y zurcida.
Y hoy que mi corazón cierra cancela
sospecha el mal, en todo el que se acerca.
Desnudo de ilusiones, nada anhela.
La vida me ofreció un giro de tuerca.
Con gusto yo acepté. Y hoy, soy la vela
de un barco de juguete en una alberca.