Dura cerviz de gente en tierra pura
que es potro arrebatado de su cuna,
y lleva en sus pezuñas, cual fortuna,
el limo de su madre Extremadura.
De arboledas despoja su andadura.
Bajo el raso, se duerme y desayuna.
Y su memoria medieval zorruna,
las verdes ramas en su cielo augura.
Cuna de mis ancestros. Tierra mía,
que por altiva y déspota, no espero
que valores mi arte o mi poesía.
Hoy, mi humildad se inclina ante tu fuero,
qué extremeño, plantó en Andalucía,
la bita donde amarras tu velero.