¡Oh flor de mi jardín! ¡Oh amada rosa!
Que avivas mis deseos ya dormidos;
con tus pétalos rojos encendidos
me has pintado mi aurora ruborosa.
Como gema de fuerza vigorosa
reavivas mis brillos abatidos.
Y a los sueños que ya creí perdidos,
has puesto alas de bella mariposa.
Es tu amor que redime mi conciencia,
y en las simas oscuras de mi noche
me regala una joven inocencia,
Y ahuyentando el lamento y el reproche,
puedo gozar solo benevolencia
que es fuente del amor hasta el derroche.