Llamadlo por el nombre de poeta
que es reflejo de su alma y de su mente.
A gala lo llevó siempre latente
hasta alcanzar la gloria más completa.
Fue, fuerte vendaval. Fue brisa quieta.
Fue un vástago de impulso sorprendente
que supo dar, de un corazón ardiente,
llama al romance y brasa a la cuarteta.
¡Genio y figura! Siempre de sí mismo,
entregó su intelecto y sentimientos
hasta la orilla extrema del abismo.
Y hoy luchan entre sí todos los vientos,
por cantar la harmonía y el lirismo
del hacedor de sueños y portentos.