¡Oh puñal asesino que a las horas
sin piedad vas sesgándoles la vida!
Sin recato, conciencia ni medida,
cortas la flor y su dolor ignoras.
Esa mano con ansias destructoras
que maneja la lama enfurecida,
es la parca, que con ansia homicida
se disfraza con luces cegadoras.
Nada vale el correr como gacela.
No se puede escapar del justiciero
marcador de destinos, siempre en vela.
¡Mira al día, que fatuo y altanero
al pasar como un astro deja estela,
y muere como un nublo pasajero!