Por el amor que me da vida, muero.
Por amarlo, al instante resucito.
Y en las hojas de mi alma llevo escrito
lo que luego me borra este aguacero
que es, llanto de perder lo que más quiero.
Y es miedo de perderme en lo infinito
de un sueño real, bello como un mito,
al que cuido con sumo y dulce esmero.
Pero el fuego que el corazón me quema
vivifica, la llama adormecida,
y me incita a escribir este poema.
Son versos, sentimiento de una vida
que lleva este sentir como un emblema,
aunque mi juventud, esté vencida.