De quererle, dejar yo ya no quiero,
porque es de mi querer dueña y señora.
Si pienso en no quererla mi alma llora.
Que su querer para mí es lo primero.
Es bello si me quiere y yo le quiero
cuando viene a mi lado sin demora,
para darme su querer en cada hora
y yo, entregarle el mío más sincero.
Quiero de su querer ser prisionero
en la prisión, que ella es la carcelera,
y que guarde mis sueños con esmero.
¡Atrápame, oh, amorosa enredadera!
Que preso de tus tallos morir quiero.
Y al fin, como le quiero, ella me quiera.