De la cumbre resbala en su ladera
con Mariola por madre y protectora.
De dos ríos es digna paridora
que proclaman sus cauces cual señera.
De nieve se desviste en primavera
en la pujanza del verde por su hora.
Y va la Real Villa cual señora,
coronada en la historia, sin quimera.
Con envidia la mira el petirrojo
que en la baja espesura se alimenta.
Y el águila real, no pierde de ojo
a la torre que ahuyenta la tormenta,
cuando San Blas, contempla sin enojo
a esa cigüeña que su nido avienta.