A Pascual Pérez Ribot
En la fuente que mana fresco el verso
un ruiseñor se posó un cierto día.
Quiso saciar la sed que le invadía,
y quedó de la fuente, esclavo, y preso.
Sin cesar de beber, y a pesar de eso,
la fiebre que en su corazón sentía
le empujaba, a escribir con valentía,
y a volcar toda su alma en el proceso.
Pajarillo cantor que con su pluma
plasma con dulces trinos la belleza,
con una ingravidez como de espuma.
¡Proclamo ser su amigo con fiereza!
Su tranquilo mirar es, calma suma,
que exalta de sus versos la grandeza.