¡Oh qué cielo! Qué nubes de colores
cubren el firmamento al fin del día
poniendo un ambiente de poesía
al cenador del patio y a sus flores.
Las rosas, con matices soñadores,
derraman sus esencias a porfía,
haciéndome sentir que es toda mía
la vida, sin problemas ni dolores.
¡No todo es dulce o amargo en esta vida!
Tenemos que encontrar el contrapunto
cada vez que la fe se halle perdida,
porque nuestra existencia es un conjunto.
Y la filosofía, va añadida,
para equilibrar peso y poner punto.