Se agota mi tiempo, y día tras día,
las ninfas del manantial de mi pecho
se encuentran vigilantes y al acecho
de ponerle a mis versos melodía.
Sobre mi claro lago de osadía
hay retazos de un soneto aún no hecho.
Yace como la musa que en su lecho
anhela el bello canto de armonía.
Pobre aquél que la poesía no ama
que las almas conforta y acaricia.
y sobre el corazón amor derrama.
Denuncia la opresión y la injusticia.
De belleza y dulzura es amalgama,
sin cargo de peaje ni franquicia.