Vibra tu mano al ímpetu febril
de la pluma que toma propia vida
marcando con la sangre de tu herida,
las letras de tu alma, aún juvenil
como hace en los metales el buril,
que con él, la palabra va fundida
en la hoja de metal desfallecida,
que se muestra como una piel servil,
poseída por rimas y poesías
de la mente y el alma de Pascual.
Yo, le escribo un soneto como Elías.
Que no permita nunca a tal o cual
menosprecios a su arte y su valía
grande y noble como torre feudal.