Pude admirar la piedra en monumentos
y gozar su belleza entre olivares.
Vi las rocas que bordan alamares
y siglos deshojándose en momentos.
Vi al barroco sudar los sentimientos
de gloria en penitencias seculares.
Vi la sierra, dosel de los altares,
que atesoran iglesias y conventos.
Pude escuchar la historia y abolengo
resoplar y asentarse en cada plaza,
reclamando al pasado su devengo.
Vi una parte de España que me abraza
ufana de un pasado ilustre y luengo,
con sus nombres y escudos por semblanza.