Un soneto

Quisiera ser tu abril, ¡oh primavera!
Quisiera ser tu sol cuando amanece
y enrojece de amor cuando decrece.
Y en tu rosal, su rosa, la primera.

Quisiera ser la yerba de tu prado,
las blancas margaritas que decoran
las celdillas que los insectos moran,
y el riachuelo que canta enamorado.

Quisiera ser de abril, la fuerte esencia
que orgullosa desdeña lo caduco
sublimada por su primor alegre.

Y yo que soy anciano en su presencia,
asumo cuando mi mente educo
que tendre que rogarle que me integre.