Las muertes de unos son las vidas de otros

Nació en Madrid, y cual pequeño barco
navegó; mas fingiendo ser discreta,
llenó de falsedades su maleta
y en la política, hizo el desembarco.

De grumete bogó, y haciendo tretas
con cautela de no caer al charco,
capitana se izó en un catafalco,
y rige desde allí, de aes, a zetas.

Sobrevive sin mérito ninguno.
Diabólica coraza la protege,
aunque al hablar… ¡No es que sea Unamuno!

Pero la vida sigue, y gira el eje.
Yo creo que su sombra cubre a un tuno
que presume de santo siendo hereje.